26 enero 2012

Que piensen lo que quieran; el simple hecho de que se preocupen por lo que hago o no hago significa que ya soy superior a ellos.
La locura es algo que pocos podemos permitirnos, algo que sacia tu sed durante tiempos de poca lluvia, algo que hace que lo real parezca fantástico y lo fantástico, real... La locura son sueñoshistorias, es alegría, la locura son sus labios, sus manos, sus besos.
La locura es aquello que sientes cuando algo no esta bien hecho pero te gusta, la locura perfecta es besarle de tal manera hasta quedarte sin aliento.

19 enero 2012

Yo temía a estar sola, hasta que aprendí a quererme a mí misma. Yo temía a fracasar, hasta
que comprendí que únicamente fracaso si no lo intento. Temía a lo que la gente opinara de mí,
hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mí. Temía al dolor, pero me di
cuenta que es necesario para crecer, para hacerme fuerte. Temía al ridículo, hasta que
aprendí a reírme de mí misma. Pero sobre todas las cosas temía al pasado. Hasta que
comprendí que no podía herirme más, que sólo puede regresar en forma de recuerdos, por lo
tanto, el pasado se va. Se recuerda, te hace daño, pero el pasado siempre acaba yéndose.

14 enero 2012

Un minuto tiene 60 maneras de pensar en ti.

Era una calurosa noche de agosto..
 ¿o tal vez una fría noche de diciembre? 
Eran las 00:30, ¿o las 3:45? 
No lo recuerdo, recuerdo que fue una noche corriente.
 Sentada en un banco, mirando pasar a gente a mi alrededor mientras sentía como una lágrima resbalaba por mi mejilla. Noté como alguien se sentó 
a mi lado y preferí no mirar.
 No quería descubrir si era un borracho, un vagabundo o quién sabe qué. Notaba su mirada clavada en mí. Me intimidaba, hacía que me estremeciera como nunca nadie lo había hecho. ¡Qué coño estaba pasando!  ¡Ni siquiera lo había mirado! A cada segundo se acercaba un poco más, y un poco más, y un poco más, y un poco más.. Hasta que no aguanté más y me levanté dispuesta a salir huyendo. No sé si fue porque ya lo tenía pensado, o fue una casualidad del destino, o que sé yo, igual fue un impulso de esos raros que tienen los hombres, pero me agarró del brazo y me giré. Me asusté, evidentemente. Pero fue en ese momento, en el primer momento en el que le miré a los ojos, en el que supe que él era para mí.