15 octubre 2011


Puedes correr hasta que te sangren los pulmones e intentar repetirte una mentira hasta que te duela la cabeza. Puedes mirarte al espejo e intentar convencerte a ti mismo de que no eres la persona reflejada en él. Puedes llorar hasta quedarte sin lágrimas o simplemente hasta que se te olvide por qué llorabas. Puedes hacer tantas cosas para olvidar que al final ninguna vale la pena...
 Ni siquiera hace falta que corras, quédate donde estás.
Y si llueve,  
pues aprendes a bailar bajo la lluvia. 
No te mientas a ti mismo, ¿para qué? Lo hecho, hecho está y
nunca te arrepientas de algo que en algún momento te ha hecho sonreir. 
Mírate. No, no... Mírate mejor, ¿te ves ahora?
Pues se tu mismo, la vida es demasiado corta para ser alguien más. 
Ah, ¿y para qué llorar?  
Supongo que hay errores que no los borra ni el Tipp-Ex,
pero eso, amigo mío, es lo que comúnmente llamamos experiencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario